Bueno, pues ahora os voy a contar mi situación. Quizás por mis palabras de ayer podáis pensar que ya estoy operada, pero no, aun no ha llegado mi momento. Podría decir que estoy justo en medio, después de reconocer mi problema, haber leído mucho, haber visitado cirujanos y haber elegido ya qué profesional será quien me opere.
Ahora, justo ahora, estoy en tiempo de espera. Espera de poder pedir fecha para mi operación. Realmente creo que la espera es una de las claves de este camino, porque no es algo que se haga de la noche a la mañana, es algo serio, algo que lleva un protocolo, que sí, que puede ser más corto o más largo, según el camino que escojas, pero has de pasar por él.
Creo que como mejor podría definir la situación en la que estoy ahora mismo es diciendo que me siento como a la deriva en un gran océano sin poder divisar tierra firma mire donde mire. Pero por otro lado siento que se acerca mi momento, sabía que conforme se fuera acabando el verano y llegando septiembre se removerían más los sentimientos dentro de mí.
Intento no pensar en el tema, la verdad, aunque a veces es inevitable. Vivir así es una lucha contínua con las cosas más cotidianas. Cuando no puedo girarme en la cama desearía saber cuándo será el día, cuando podré acabar con todo esto. Son muchos los momentos del día que hacen que en mi cabeza aparezca una pregunta en letras gigantes: "¿¿¿Cuándo me tocará a mí???". Pero paciencia, no queda otra, y con paciencia es como se llega a los sitios, al menos sin sufrir tanto.
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